Este domingo, el Niño Jesús volvió a recorrer las calles de Daimiel llevado con cariño y devoción por nuestros hermanos y portadores junto a la Custodia. Un día grande para la Fe y la Esperanza, en el que celebramos la presencia viva de Jesús en la Eucaristía.
Queremos dar las gracias de corazón a todos los hermanos y colaboradores que han hecho posible este día tan especial. Gracias por vuestro tiempo, vuestra entrega y vuestras manos siempre dispuestas a ayudar.
Nuestra alfombra de sal fue una representación del manto de nuestra virgen del Primer Dolor, simbolizando la esperanza. El altar, por su parte, recogía la imagen antigua de la Virgen Dolorosa que desfilaba en nuestra procesión hasta finales de los años ochenta del siglo pasado. Acompañada, también, de sus dos ángeles custodios, el cáliz, el pan y las uvas, símbolos profundos de nuestra Fe. También, añadimos un crespón negro en memoria de nuestros hermanos difuntos y, muy especialmente, de nuestro hermano, Antonio Rivera.
Días como este nos recuerdan que, cuando caminamos juntos, el amor y la fe florecen con más fuerza. Bajo el lema del Jubileo 2025, “Peregrinos de la esperanza” seguimos caminando juntos con ilusión y la mirada puesta en Cristo.
¡Gracias por formar parte de esta gran familia!
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